domingo, 30 de septiembre de 2007

palabras perversas

(9ª parada)
"Una buena persona saca buenas cosas del buen tesoro que hay en su interior y una mala persona saca lo malo de su mal tesoro interior; porque de lo que abunda en el interior de cada uno es de lo que habla su boca".
(Evangelio según San Lucas, cap. 6: 45)
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Es el 14 de septiembre de 1964. Una extraordinaria mujer recibe el tributo civil más alto de su país: la Medalla Presidencial de la Libertad, que le es concedida por el presidente de los Estados Unidos Lyndon B. Johnson. ¿Quién es esta extraordinaria mujer? Desde su nacimiento, el 27 de junio de 1880, lleva una vida de lucha constante para superar sus circunstancias personales y para tratar de mejorar el mundo que le ha tocado vivir. Fue conocida como brillante conferenciante, entusiasta activista y sorprendente escritora, que desarrolló su carrera en clara desventaja: A partir de los 19 meses de edad, una "fiebre del cerebro" (ése es el diagnóstico de los médicos del momento) le priva permanentemente de los sentidos de la vista y del oído. Su nombre es Helen Keller. Su vida es un ejemplo de valor. Su condición de sordociega no le impidió graduarse cum laude a los 24 años, doctorarse en Filosofía, Letras y Ciencias, además de aprender varios idiomas. Tampoco fue obstáculo insalvable para que en 1920 se encontrara entre los fundadores de la Unión Americana por las Libertades Civiles, ni para que hubiera desarrollado una gran labor a favor de los sensorialmente discapacitados del mundo (algo que planteó como la meta más importante de su vida), ni para enfrentar la incomprensión y críticas de cierto sector de periodistas que inicialmente la habían elogiado, pero que empezaron a llamar la atención hacia sus incapacidades (para desprestigiar su labor) en el momento en que Helen Keller comenzó a trabajar activamente contra la explotación de las clases obreras.

Esta valiosa vida recibió el valioso impulso de otra valiosa mujer en el momento en que más lo había necesitado. Esa otra mujer cuyo nombre está fuertemente ligado al de Helen Keller (igual que sus vidas transcurrieron de la mano durante 49 años) es Anne Sullivan. La profesora de Keller también tuvo que superar una serie de circunstancias adversas, pero que no podrían mermar nada de su auténtica valía. Nació el 14 de abril de 1866 en el seno de una familia de muy escasos recursos, hija de un hombre iracundo y una mujer gravemente enferma de tuberculosis. A los 5 años de edad, Anne perdió la vista a causa de un tracoma. Finalmente, tras la muerte de su madre, fue abandonada por su padre a los 10 años para ser acogida posteriormente en el Perkins Institute para ciegos de Boston. Pasados varios años y después de ser sometida a dos operaciones con éxito, recuperó algo de visión y esto le permitió desarrollar nuevas tareas. Se graduó, obteniendo el título de honor, y a los 20 años le fue encomendada la educación de la niña Helen Keller. Al principio, debido a la pérdida de capacidad para comunicarse, Helen se mostraba incontrolable. Pero Anne Sullivan, trabajando con energía y paciencia, logró frenar la agresividad de su alumna a la vez que desarrolló un método de comunicación mediante signos combinados con el contacto de labios y garganta para poder sentir las vibraciones del sonido.

La vida de estas dos mujeres, siendo tan notable, no es más que una muestra del gran valor de tantas personas que en circunstancias similares han tenido que ir desarrollando su potencial.

El principal motivo que me ha llevado a traer estos trozos de historia hasta aquí es el interés que tengo en ser plenamente consciente del gran valor de cada vida, independientemente de qué envoltorio presente o de las limitaciones que le afecten. Me hacen daño las palabras perversas. Confío mucho en la utilidad del lenguaje como elemento de terapia mental. Estoy convencido de que nuestras palabras y nuestras ideas se influyen mutuamente y se retroalimentan: pensamientos congruentes pueden generar palabras congruentes, a la vez que las palabras congruentes influyen en la formación de pensamientos congruentes. Es como si las palabras actuasen como un cincel que va esculpiendo nuestro cerebro. Pero, en ocasiones, se pervierte el uso de las palabras con el consiguiente doble problema: pueden generarse ideas equivocadas a partir de las palabras o bien las ideas erróneas que ya existían permiten que esas palabras perversas arraiguen en el lenguaje y se acepten sin discusión. Es cierto que nuestro diccionario convierte en sinónimos términos como minusválido y discapacitado (o inválido e incapacitado). Pero es éste un uso pervertido y aceptado. ¿Cómo afecta a nuestro patrón mental asumir estas palabras como sinónimos sin rebelarnos contra ello? En mi ciudad, las zonas reservadas para estacionamiento de vehículos de personas que sufren discapacidad están señalizadas con el correspondiente disco prohibitivo sobre un cartelito que dice: "reservado minusválido". ¡Y me dan ganas de arrancarlos para que los sustituyan por otros que no mientan! No digo que no crea en la necesidad de reservar esas plazas (por supuesto), sino que quiero que el Ayuntamiento sea justo con todos sus ciudadanos y no cuestione el VALOR de las personas (especialmente las discapacitadas). ¿Acaso las personas discapacitadas son menos valiosas ("minus-válidas")? ¿Por qué les ponemos ese cartel? ¿Pretendemos creer que tengan menos derechos, aunque les entreguemos ciertas migajas que tranquilicen nuestra sensibilidad? En ciertos momentos y por ciertas causas, la rebelión contra lo establecido no es tanto un derecho como un deber. Y ésta puede ser una de esas oportunidades. Llega la hora de poner fin a una injusticia que puede estar viviendo en nuestra mente y en nuestro léxico. Ambos están conectados y ya es momento de darles el reposo de la coherencia.

Una breve historia antes de terminar: Un conferenciante trataba de explicar a su público el concepto del verdadero valor de las personas. Sacó de su bolsillo un billete costoso y preguntó: "¿Quién quiere este billete?". Todas las manos se levantaron. El orador estrujó el billete con fuerza, lo arrojó al suelo y lo pisoteó enérgicamente. Y preguntó: "Y ahora, ¿quién lo quiere?". Otra vez, todas las manos volvieron a levantarse.
Es fácil entender. Todos sabemos que el valor del billete no depende de que esté más o menos arrugado, más o menos sucio o estropeado. Su valor sólo depende de lo que es. Y si sabemos que esto sucede con un trozo de papel impreso, ¿no es más importante que lo tengamos claro cuando nos referimos a una persona?

Un periodista le preguntó en cierta ocasión a Helen Keller:
- ¿Hay alguna cosa peor que ser ciego?
- Sí - le respondió ella - : ¡Tener vista pero no tener visión!

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Dedicado, con todo mi cariño y respeto, a Álvaro, a quien he conocido recientemente en la blogosfera (Álvaro publica 2 blogs que se pueden visitar aquí: http://vozdealvaro.blogspot.com/ y aquí: http://de-que-depende.blogspot.com/. ¡No dejéis de hacerlo!).
Álvaro: por más 'arrugado' y 'pisoteado' que puedas llegar a sentirte, recuerda siempre que tú vales mucho, amigo.

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post scríptum:
ACTUALIZACIÓN
El Ayuntamiento ha retirado por fin los carteles "reservado minusválido" y ha dejado solamente los logotipos correspondientes para señalizar la reserva de plaza de aparcamiento para personas con discapacidad (sin más texto).
¡Algo es algo!

sábado, 22 de septiembre de 2007

adiós y hola

(sin parada)

Sigo marcha, sin detenerme, pero diciendo adiós y hola. Es lo que tiene este equinoccio: adiós al verano y hola al otoño. Y hoy, al menos hoy, el día y la noche tendrán una 'X' en la quiniela. Mañana será un '2' y la (¡deprimente!) goleada de la noche será cada vez mayor, hasta que acabe esta estación.

El otoño me trae extrañas sensaciones. Creo que en otoño he tomado las decisiones con los resultados más desastrosos en mi vida. Y, sin embargo, no es una época que me disguste. Todo parece más tranquilo después del frenesí veraniego, el tiempo parece ralentizarse a pesar de tener días más cortos, el clima se hace más suave ...aunque en esta ciudad fastidia bastante que empiece a hacer frío (pero eso es lo de todos los años, lo normal, y mal estaremos cuando el otoño sea más cálido que el verano...).

En fin,
¡adiós, verano!
...¡HOLA, OTOÑO! (¿qué me traerás este año?)

post scríptum:
¡Feliz primavera para todo el hemisferio sur!
(El sur también existe... ;D)

viernes, 21 de septiembre de 2007

"mellon"

(8ª parada)
"En todo momento ama el amigo,
Y es como un hermano en tiempo de angustia".
(Libro de los Proverbios, cap. 17: 17)

El título es sindarin (una lengua noble inventada por John Ronald Reuel Tolkien) y significa: "amigo". Los muy 'frikis' de El Señor de los Anillos (entre los que no me encuentro) saben que "mellon" era la contraseña (o, al menos, la pista) que permitía abrir desde fuera la puerta de Khazad-dûm, también llamado Moria. En las inscripciones de la puerta estaba la pista. ¡Era una frase fantástica!: "Di amigo y entra". Al principio, Gandalf el gris piensa que el sentido de esa porción de la inscripción es: "Amigo, si la sabes, di la contraseña para poder entrar". Pero es más sencillo: "Di: 'AMIGO' y entra". ¡'AMIGO' es la contraseña! Y ya está, sin segundas intenciones. ¿Eres amigo? Pues preséntate como amigo, y entra.

- ¡¡Ehh!! ¡¡A los de la mina!!: Aquí, un amigo. AMIGOOO

Supongamos que este humilde blog se pareciera (sólo un poquillo) a Khazad-dûm. La única contraseña que podría tener es: "amigo".
Gracias a todos los que, por la puerta de close2u, entráis en este blog con esa palabra en la boca. Gracias, amigos.
Siempre seréis bien recibidos.

No quisiera cerrar este post sin incluir un capítulo de "El Profeta" del escritor libanés Khalil Gibrán:


[DE LA AMISTAD]

Y un joven dijo: "Háblanos de la amistad".

Y él respondió:

"Vuestro amigo es la respuesta a vuestras necesidades.
Es el campo que sembráis con amor y cosecháis con agradecimiento.
Él es vuestra mesa y el fuego de vuestro hogar.
Porque os acercáis a él con vuestro hambre, y le buscáis sedientos de paz.

Cuando vuestro amigo os manifieste su pensamiento, no temáis el 'no' en vuestra cabeza, ni retengáis el 'sí'.
Y cuando él permanezca en silencio, que vuestro corazón no deje de oír su corazón.
Porque en la amistad, todos los pensamientos, todos los deseos, todas las esperanzas nacen y se comparten con gozo y sin alardes.
Cuando os alejéis de vuestro amigo, no sintáis dolor.
Porque lo que más amáis en él quizá esté más claro en su ausencia, igual que la montaña es más clara desde el llano para el que quiere subirla.
Y no permitáis que haya en la amistad otro interés que el que os lleve a profundizar en el espíritu.
Porque el amor que no busca más que la revelación de su propio misterio no es amor, sino una red tendida que sólo recoge la pesca inútil.

Que lo mejor de vosotros sea para vuestro amigo.
Si ha de conocer el flujo de vuestra marea, que también conozca su reflujo.
Porque, ¿qué amigo sería aquel que tuvierais que buscaros para matar las horas?
Buscadlo para vivir las horas.
Porque existe para colmar vuestra necesidad, no vuestro vacío.
Y haced que en la dulzura de la amistad haya risa y placeres compartidos.
Porque en el rocío de las cosas pequeñas, el corazón encuentra su alborada y se refresca".


Pronto nos encontraremos en otra parada de esta vertiginosa (¡para una tortuga!) carrera tras la liebre.

sábado, 15 de septiembre de 2007

¿actores o reactores?

(7ª parada)
"No te dejes vencer por lo malo. Al contrario, vence al mal por medio del bien".
(Epístola de San Pablo a los Romanos, cap. 12: 21)

En primer lugar, una advertencia: No me gustan demasiado las clasificaciones, categorías o todo lo que huela a eso. Pero creo que aquí es inevitable que cada uno llegue a etiquetarse de alguna manera (para bien o para mal). Así que afrontemos con honestidad la tarea de examinarnos a nosotros mismos. Ahora no es momento de pensar en cómo son los demás. ¡Hala, ya estáis avisados!

¿Por qué he dicho esto? Porque, por encima de clasificaciones que no llevan a ningún lado (negros-blancos, autóctonos-alóctonos, altos-bajos, guapos-feos, etc., etc., etc...), hay una que nos define bastante como personas: ¿somos actores o somos reactores?
- ¿Somos actores? Esto quiere decir que somos capaces de actuar (pensar, obrar, desenvolvernos, hablar, tomar decisiones,...), independientemente de las circunstancias que se nos presenten en la vida.
- ¿Somos reactores? Esto quiere decir que no hacemos más que reaccionar (responder a las actuaciones de otros), dependiendo de las circunstancias que se nos presenten en la vida.
Normalmente, todos somos actores y reactores, según la situación. Pero en las situaciones más importantes, donde más se necesita que seamos nosotros mismos, ¿qué somos? Ahí sólo podemos ser o lo uno o lo otro. Una combinación de ambas decantaría la balanza hacia el reactor, no nos engañemos.

Como tampoco soy amigo de dogmatismos, pero sí de ejemplos, traigo aquí un par de fábulas, en versión breve, cuyo protagonista (o coprotagonista) es un escorpión. Ese simpático animalito tan popular (estoy siendo irónico, porque no puedo ocultar mi aversión por todo tipo de arácnidos: escorpiones, arañas, ácaros diminutos o garrapatas ¡Cada uno tiene sus manías!):

Fábula 1
LA RANA Y EL ESCORPIÓN

Un escorpión necesitaba atravesar un río, así que le pidió a una rana que lo llevase al otro lado subido en su lomo. La rana se negó ante esa propuesta:
- Te conozco bien. Si te llevara, seguro que me picarías y me matarías.
El escorpión le responde:
- De ninguna manera. Porque si eso sucediera, yo me ahogaría y también moriría.
Convencida la rana, deja subir al escorpión a su lomo y comienza a atravesar el río. A mitad de la corriente, el escorpión picó a la rana. Ésta, herida de muerte, le dice al escorpión:
- Pero, ¿qué has hecho? ¡Ahora moriremos los dos!
El escorpión le responde:
- Lo sé, pero no he podido evitarlo. Es mi naturaleza.

Fábula 2
EL SABIO Y EL ESCORPIÓN

Un sabio maestro, que veía cómo un escorpión se estaba ahogando en una charca, decidió sacarlo del agua. Cuando lo estaba intentando, el escorpión le picó. A causa del dolor, el maestro lo soltó y el animal cayó otra vez al agua. De nuevo estaba ahogándose. El maestro intentó sacarlo otra vez y otra vez el escorpión le picó. Un discípulo que lo había observado todo se acercó al maestro y le dijo:
- Perdone, ¡pero es usted terco! ¿No entiende que cada vez que intente sacarlo del agua le picará?
El maestro le respondió:
- La naturaleza del escorpión es picar; pero eso no va a cambiar la mía, que es ayudar.
Y entonces, sirviéndose de la hoja de un árbol, el maestro sacó al animalito del agua y le salvó la vida.

Espero que esté quedando claro el panorama. Normalmente, reaccionamos al bien o al mal. Pero, mientras que el bien nos estimula a ser actores, el mal nos acaba convirtiendo en reactores, si no somos capaces de superarlo. La rana fue un mero reactor que acabó bastante mal. Con la 'mente' ya predispuesta a que no se puede vencer el mal, queda indefensa a su ataque y sucumbe. Pero el sabio, conociendo que su propio presente está en sus mismas manos, decide vencer el mal (aunque duela) y lo consigue. La moraleja de la segunda fábula (que todavía no he puesto) es la siguiente:

No cambies tu naturaleza si alguien te hace daño,
sólo toma precauciones.
Algunos persiguen la felicidad, otros la crean.

Ya sé que las fábulas no son la vida real y que habrá problemas más serios que sacar escorpiones de charcas. Aunque a mí esto ya me parece todo un reto... Pero quien decide ser (o dejar de ser) actor o reactor soy yo. Y nadie más que yo.


El otro día estuve en el 'museo de mi vida'. Ese día, sólo pude visitar una sala de retratos donde había dos ejemplares con un gran cartel sobre cada uno. Desde lejos, antes de ver las figuras, pude leer los carteles. Uno decía: "LA PERSONA QUE MÁS PUEDE BENEFICIAR TU VIDA" y el otro: "LA PERSONA QUE MÁS PUEDE PERJUDICAR TU VIDA". Fui a ver el primero. ¡Quedé desconcertado por lo que contemplé! Luego, con mucha curiosidad, fui a ver el segundo. ¡Quedé todavía más desconcertado! ¡Otro espejo!

viernes, 14 de septiembre de 2007

"f-méride"

(6ª parada)
"Enséñanos a contar nuestros días de tal modo que traigamos sabiduría al corazón".
(Salmo 90: 12)

Tal día como hoy, hace 87 años, nacía Mario Benedetti. Es decir, el 14 de septiembre de 1920. Benedetti: 87 años de poesía imprescindible.
Hoy leía en este post (¡saludos al clan de los gatos libres!) un texto del poeta uruguayo, en un bonito homenaje que se le rinde en ese blog, y me dije: "raindrop, buena excusa para hacer una parada". Así que, gracias a los gatos libres, esta tortuga deja por un momento de perseguir a la liebre para unirse a ese homenaje a Benedetti.

Y quiero compartir con el resto del mundo un poema suyo que llevo muy adentro ...y hasta puede que algún día llegue a hacer cola en una ventanilla (con lo que esto me revienta), para recitárselo a quien esté detrás del vidrio, como en la película 'El lado oscuro del corazón':

Rostro de vos

Tengo una soledad
tan concurrida
tan llena de nostalgias
y de rostros de vos
de adioses hace tiempo
y besos bienvenidos
de primeras de cambio
y de último vagón

Tengo una soledad
tan concurrida
que puedo organizarla
como una procesión
por colores
tamaños
y promesas
por época
por tacto y por sabor

Sin un temblor de más
me abrazo a tus ausencias
que asisten y me asisten
con mi rostro de vos

Estoy lleno de sombras
de noches y deseos
de risas y de alguna maldición

Mis huéspedes concurren
concurren como sueños
con sus rencores nuevos
su falta de candor
yo les pongo una escoba
tras la puerta
porque quiero estar solo
con mi rostro de vos

Pero el rostro de vos
mira a otra parte
con sus ojos de amor
que ya no aman
como víveres
que buscan a su hambre
miran y miran
y apagan la jornada

Las paredes se van
queda la noche
las nostalgias se van
no queda nada

Ya mi rostro de vos
cierra los ojos

Y es una soledad
tan desolada.



Sin palabras, chatos. Hasta pronto.

domingo, 9 de septiembre de 2007

schweitzer

(5ª parada)
"Amigos míos, os propongo que llenéis vuestra mente de todo lo que sea verdadero, honesto, justo, digno de respeto; de lo agradable, de lo que tenga buena reputación. Pensad en todo lo que es bueno y merece alabanza".
(Epístola de San Pablo a los Filipenses, cap. 4: 8)

“En la sociedad capitalista contemporánea (...) los hombres propuestos para la admiración y la emulación son cualquier cosa menos arquetipos de cualidades espirituales significativas. Los que el público admira esencialmente son los que dan al hombre corriente una sensación de satisfacción substitutiva. (...) Sin embargo, la situación no parece totalmente irremediable. Si se contempla el hecho de que un hombre como Albert Schweitzer se haya hecho famoso en los Estados Unidos, si se tienen en cuenta las múltiples posibilidades de familiarizar a nuestra juventud con personalidades históricas y contemporáneas que demuestran lo que los seres humanos pueden lograr como tales, y no como anfitriones (en el sentido más amplio de la palabra), si se piensa en las grandes obras de la literatura y el arte de todas las épocas, parece que existe la posibilidad de crear una visión de un buen funcionamiento humano, y por lo tanto una sensibilidad al mal funcionamiento. Si no lográramos mantener viva una visión de la vida madura, entonces indudablemente nos veríamos frente a la probabilidad de que nuestra tradición cultural se derrumbe. Esa tradición no se basa fundamentalmente en la transmisión de cierto tipo de conocimiento, sino en la de ciertas clases de rasgos humanos. Si la generación siguiente deja de ver esos rasgos, se derrumbará una cultura de cinco mil años, aunque su conocimiento se transmita y se siga desarrollando.”

He extraído estas líneas del capítulo IV del libro El arte de amar (¡una lectura que recomiendo encarecidamente!), escrito por el filósofo Erich Fromm en 1956. Pocos años antes (en 1952), se había concedido el Premio Nobel de la Paz al extraordinario Albert Schweitzer. Cuando leí, ya hace mucho tiempo, el texto de Fromm, aumentó mi enamoramiento de la figura de Schweitzer, porque comprendí que además de su importantísima labor como misionero, médico, filósofo, teólogo y musicólogo, había que tener presente que era un modelo más que podía ayudar a nuestra sociedad (es decir, a cada uno de nosotros) a evitar el colapso que parece amenazarnos muy de cerca. Fromm demuestra optimismo al confiar en que la fama de Schweitzer podría ser el faro de salvación de una generación de jóvenes y adolescentes que dejarían de navegar a la deriva en las difíciles aguas de la segunda mitad del siglo XX. En las aún más difíciles aguas del siglo XXI, me pregunto dónde queda el ejemplo de Schweitzer. Posiblemente haya sido devorado por excéntricos cantantes de pop-rock atiborrados de alucinógenos, por excesivamente individualistas y muy bien pagados jugadores de fútbol, por la tropa hollywoodiense de actores y actrices de mediocres historias tan increíbles como inútiles, por una fauna esperpéntica de 'pseudo-famosillos' que pululan sin tregua (y sin ciencia) por la cotidianidad de las emisiones televisivas... ¿Quién sabe?

Me gustaría ser ingenuo como Fromm en los días que corren. A veces lo intento. Recuerdo haber preguntado (siempre en tono distendido, aprovechando el ambiente de confianza que puede surgir entre dos personas que aprenden mutuamente la una de la otra) a mis alumnos de clases particulares: "¿Sabes quién es Albert Schweitzer?". Para ponerlos a prueba. A ellos y a nosotros, que deberíamos haber mantenido viva la llama del misionero alemán. Lo normal es obtener respuestas tipo "No" o "En mi vida he escuchado ese nombre". El más osado llega a preguntar si se trata de un físico (debe sonar parecido a Albert Einstein) o de un matemático, que son temas de nuestras clases. Pero no. Se habla a tientas y se desconoce completamente. Bueno, pues se trata de recuperar del olvido a quien debería seguir entre nosotros. Y, pecando de ingenuo, procuremos que el salacot de Schweitzer sea un objeto más codiciado para nuestros chavalotes y chavalotas que la mismísima camiseta de Ronaldinho.

Anexo para vagos: Termino con la biografía de Albert Schweitzer (de la Enciclopedia Encarta), para los que no saben quién es este personaje y todavía no se han animado a saber un poco más de él.

Albert Schweitzer (1875-1965), teólogo, filósofo, musicólogo y médico misionero alemán, hijo de un pastor protestante. En 1952 se le otorgó el Premio Nobel de la Paz.
Nació el 14 de enero de 1875 en Kaysersberg, Alsacia (en el actual departamento del Alto Rin, Francia). Cursó estudios medios en Mulhouse y fue en esta ciudad donde comenzó su aprendizaje del órgano, bajo la dirección de Eugène Munch. Estudió luego filosofía y teología en las universidades de Estrasburgo, París y Berlín, y órgano en el Conservatorio con Charles Marie Widor. Doctor en Filosofía en 1899, se licenció en Teología en 1900. Ese mismo año se ordenó coadjutor de la iglesia de San Nicolás en Estrasburgo, de cuyo seminario teológico fue rector un año después. Pronto destacó por sus opiniones originales que expuso en De Reimarus a Wrede (1905). Como músico fue un organista famoso y experto en la construcción de órganos. Ya por esta época se afianzó en él una vocación de servicio que lo llevó a plantearse la necesidad de estudiar medicina como forma de ayudar a los otros. Su obra de musicología más famosa, Johann Sebastian Bach, publicada en francés en 1905, se tradujo al alemán en 1908. En ella hace hincapié en la naturaleza religiosa de la música de Bach y defiende una interpretación sencilla y directa de su estilo, que más adelante fue aceptada como forma de interpretación modélica.
Obra religiosa: Schweitzer estableció su reputación como teólogo con La búsqueda del Jesús histórico (1906), libro en el que interpretó la vida de Jesús a la luz de sus creencias escatológicas. La tesis es que el cristianismo es, fundamentalmente, una escatología, un anuncio del advenimiento del Reino de Dios. El principio ético cardinal será el "respeto a la vida". En otros estudios sobre teología, como La mística del apóstol Pablo (1930), analizó el Nuevo Testamento desde la perspectiva trascendentalista de sus autores.
Obra médica y filosófica: En 1913 concluyó sus estudios de medicina y cirugía en la Universidad de Estrasburgo y se trasladó a Lambaréné, en África ecuatorial francesa (hoy Gabón), como misionero médico, donde fundó un hospital y atendió a unos 2.000 pacientes tan sólo durante el primer año. De 1917 a 1918, como ciudadano alemán, estuvo confinado en Francia, periodo que aprovechó para escribir dos volúmenes de un estudio filosófico sobre la civilización, Filosofía de la civilización (1923), obra que trata del pensamiento ético desde una perspectiva histórica y en la que sostiene que la civilización moderna está en decadencia debido a su falta de voluntad para amar. Sugirió que la gente habría de profundizar en una filosofía basada en la 'reverencia por la vida', una sensibilidad que abarcaría todas las formas de existencia.
En 1924 regresó a África, donde a pesar de numerosos obstáculos, reconstruyó el hospital y lo equipó para cuidar a miles de africanos, entre ellos unos 300 leprosos. Con frecuencia visitaba Europa para dar conferencias y recitales de órgano. A instancias de Widor escribió una importante monografía sobre la naturaleza del arte de Bach. También es autor de El arte de fabricar órganos en Alemania y Francia. En 1952 recibió el Premio Nobel de la Paz. Murió el 4 de septiembre de 1965 en Gabón. Entre sus otras obras destacan El reino de Dios y cristianismo primitivo (1967) y su autobiografía Mi vida y mi pensamiento (1931).
Schweitzer fue un músico, filósofo ético y humanitario de fama mundial. La hondura de su percepción religiosa respecto al mundo natural y los logros de la humanidad impregnó y unificó todas sus actividades.

domingo, 2 de septiembre de 2007

de lo efímero

(4ª parada)
"Dios Eterno: Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, me digo: ¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él, y el hijo del hombre para que lo cuides?".
(Salmo 8: 3,4)

31 de julio de 1944: el genial Antoine de Saint-Exupéry parte solitario en misión (como miembro de l'armée de Libération) a bordo de su aeroplano, de Borgo a Córcega. Nunca volverá. El año anterior había escrito un libro delicioso: Le petit prince. Libro que tuve que leer en 2º de B.U.P., como lectura obligatoria de la asignatura de Francés; pero que he leído con gusto una y otra vez desde entonces. Y es que quedé enganchado con la maestría de Saint-Exupéry para "humillar" la soberbia de los adultos ("les grandes personnes") ya desde la dedicatoria. Esos adultos que se creen demasiado importantes en sus mundos malamente construidos. Me emocionó esa historia de amor y amistad, de abandono y retorno, de búsqueda de lo importante por encima de lo superficial.

En este momento, pongo mi vista en el capítulo XV, en que el pequeño príncipe se encuentra en el planeta de un geógrafo. El geógrafo está muy interesado en que los exploradores le cuenten detalles de sus exploraciones para poder cartografiarlos y, tomando al muchachito por un explorador, le pide que le describa su planeta. Paso a traducir la conversación a partir de este momento:

- ¡Oh! donde yo vivo, dijo el pequeño príncipe, no hay nada muy interesante, es muy pequeño. Tengo tres volcanes. Dos volcanes en actividad y un volcán extinguido. Pero nunca se sabe.
- Nunca se sabe, dijo el geógrafo.
- También tengo una flor.
- No anotamos las flores, dijo el geógrafo.
- ¿Eso por qué? ¡Si es lo más bonito!
- Porque las flores son efímeras.
- ¿Qué significa "efímero"?
- Los libros de geografía, dijo el geógrafo, son los libros más preciosos de todos los libros. Nunca pasan de moda. Es muy raro que una montaña cambie de lugar. Es muy raro que un océano se vacíe de su agua. Escribimos acerca de cosas eternas.
- Pero los volcanes extinguidos pueden despertar, interrumpió el pequeño príncipe. ¿Qué significa "efímero"?
- Que los volcanes estén extinguidos o que despierten viene a ser lo mismo para nosotros, dijo el geógrafo. Lo que cuenta para nosotros es la montaña. Ella no cambia.
- Pero, ¿qué significa "efímero"? repitió el pequeño príncipe quien, en su vida, nunca había renunciado a una pregunta, una vez que la había lanzado.
- Eso significa "que está amenazado de próxima desaparición".
- ¿Mi flor está amenazada de próxima desaparición?
- Claro que sí.
"¡Mi flor es efímera, se dijo el pequeño príncipe, y ella no tiene más que cuatro espinas para defenderse del mundo! ¡Y yo la he dejado completamente sola en mi planeta!"
Aquél fue su primer impulso de nostalgia.


Estos días hemos sido testigos de la desaparición de un muchacho de 22 años, de un deportista de alto nivel, que (de repente) ya no está más entre nosotros. Y es un caso entre muchos semejantes. Pero peor aún: cada día, a cada momento, desaparecen miles de seres humanos, ya sean niños, adolescentes, jóvenes, adultos o ancianos. Cada persona es efímera, está amenazada de próxima desaparición. No nos damos cuenta cuando esto le sucede a los lejanos, a los extraños. Pero somos más conscientes cuando le sucede a los que están más cerca, a los que queremos o a los que nos importan algo. Y cuando nos damos cuenta de qué facil es que un día, sin saber por qué, ya no estemos aquí, se nos queda el cuerpo bastante mal. Se nos llena cada célula de duelo insoportable.

Definitivamente, no hemos sido hechos para desaparecer sin más. Es algo que no entra en lo profundo de nuestros esquemas mentales. Pero hoy en día, sectores de la filosofía y de la ciencia intentan prepararnos para ello. Y "ello" es tan antinatural para los seres humanos que está provocando avalanchas de neurosis.

Pero, si nuestros días están contados, ¿qué podemos hacer para evitarlo (si es que fuera posible)? Quino nos da una idea con su reflexión-para-reír o risa-para-reflexionar, en la página 41 de ¡Qué mala es la gente!
(con un click sobre la imagen, se ve perfectamente)





-¡POR NOSOTROS!
...METIDOS EN
ESTA FAMILIA DE LOCOS
QUE INSISTE EN CREER
QUE HAS MUERTO,
PORQUE, ¡POBRES!
NO HAN ENTENDIDO TODAVÍA

PARA QUÉ SIRVE EL AMOR.







El amor es lo único que puede hacer que la gente no se extinga. Que nos quede algo de los que (aparentemente) han desaparecido. Que, al final de todo, tengamos algo de sentido... Nos aman y amamos a nuestros familiares y amigos; pero cuando ellos y nosotros también nos extingamos, ¿quién nos recordará? ¿Quién nos librará de ser efímeros? ¿Una genealogía? ¿Una proeza memorable? No, hay algo más, al alcance de cada persona. Los que creemos en un Dios Eterno, sabemos que siempre, pase lo que pase, contaremos con su amor incondicional. Y es ese amor el que nos da el peso de la eternidad, el que hace posible que (si de veras lo queremos) dejemos de ser efímeros. Ese amor es el que podemos respirar ahora mismo. Y ahora mismo es el momento de aprovechar y disfrutar de cada instante de esta eternidad concedida.

¿Vivimos como si no fuéramos a estar mañana y al mismo tiempo como si fuéramos a estar eternamente? Que cada uno se responda a esta pregunta. La respuesta podría cambiar nuestra forma de abordar cada nuevo momento de la vida.