miércoles, 30 de enero de 2013

puño de hierro, guante de seda

(etapa 06.13)

Chaucer, posando con cara de cachondo
para un artista medieval poco talentoso
pero que le echa muchas ganas
En la extraña pero divertida película "Destino de Caballero" ("A Knight's Tale"), un jovencísimo Geoffrey Chaucer (interpretado por Paul Bettany) enuncia uno de los propósitos de la literatura satírica. No es la mejor cita que podría encontrar al respecto, pero me resulta igualmente apropiada. En el film se retrata a Chaucer como un modesto escritor con un problema de ludopatía. Víctima de este vicio, Chaucer suele terminar siempre desnudo a manos de "citadores e indultadores", que le arrancan la ropa además de darle una lección en forma de paliza. Sucede en una ocasión que, antes de que los acreedores de turno se ensañen con él y se dispongan a infligirle un serio castigo físico, Chaucer es rescatado por el falso sir Ulrich von Lichtenstein de Gelderland (es decir, el simple villano William Thatcher, interpretado por Heath Ledger), que se compromete a pagar su deuda de juego. Una vez liberado y después de saldadas las obligaciones, el joven escritor mantiene esta conversación con sus casi-verdugos, quienes pretendían incitarle a seguir jugando:

- Esta noche es "las siete y media", Chaucer. ¿Te ves con suerte?
- ¿Y tienes suficiente ropa?
- ¡Largo! Ya he acabado con vosotros... ¡hasta cuando me vengue!
- ¿Y qué demonios podrías hacernos TÚ a NOSOTROS?
- Os sacaré las entrañas en la ficción. Hasta el último grano, hasta la última verruga. Yo he estado desnudo un día, vosotros lo estaréis eternamente.

Es un buen plan. Solo hace falta ser diestro en palabras y agudo en ingenio. De lo contrario, lo satírico se convierte en crítica grosera y poco interesante como obra literaria. Ya traté AQUÍ el tema de la crítica, ahora no toca.
Parece inexplicable, pero la literatura satírica no es un género muy cultivado en los blogs. No digo que no se intente, de acuerdo a lo que leo (que es solo una pequeñísima porción de este inmenso océano), lo que quiero decir es que no se consigue. Los resultados suelen ser bastante mediocres.
A ver... voy a poner los típicos ejemplos. Resulta que a Fulanito alguien le plagia un post. Bueno, pues en vez de lanzarse a escribir una sátira en condiciones, se dedica a patalear. O puede que el novio de Menganita le haya hecho una perrería, y ella, que tiene un blog, despotrica sobre el asunto pero no deja una pieza meritoria. A Zutanito la situación política le parece una caca (¡vaya novedad!) y escribe un post despellejando a los gobernantes causantes del follón, pero es algo que, aunque pretende ser gracioso, se queda en poco más que un conjunto de cosas repetidas una y otra vez y sin gracia. Y Perenganita se decide a escribir algo con cierto ingenio, pero la historia acaba siendo un críptico peñazo sin interés del que es fácil desconectarse en la cuarta línea.

¿Qué pasa en la blogosfera? No será por falta de ideas o de talento, ¿no? Tampoco por falta de oportunidades, ni de motivos.
¿O es que la época de los juglares nunca llegó a estos rincones de la red?
No digo que la cosa sea fácil... Yo mismo he abandonado un texto sobre La estrambótica historia de la siniestra caballera Hipócrita-Malvada y su no menos asombrosa escudera Tonta-Útil, pero es que reconozco que este campo no es el mío y me siento más a gusto en otras aguas. Ahí está la trayectoria.
Aunque, bueno... quizás algún día.

Estos señores no escriben libros, pero son unos maestros del género satírico.
Aquí dejo el primer capítulo de una historia de políticos haciendo de las suyas:



(el resto de capítulos están -en orden-: aquí, aquí, aquí y aquí)

viernes, 25 de enero de 2013

preguntas y respuestas

(etapa 05.13)

Hay memes de muchos tipos, pero el que más veces he visto repetido es el de preguntas y respuestas. Cuánta curiosidad rodea a los seres humanos y qué necesidad de conocerse algo más allá de los escritos que, en ocasiones, sirven más de parapeto que de escaparate.
Tenía en tareas pendientes un "encargo" de Maeglin. Pero como soy bastante indisciplinado y los premios me dan algo de no sé qué (siempre pienso que me los conceden sin haber hecho méritos), voy a renunciar a la parte del premio, pero acepto la del meme. Además, no quiero pasar por alto mi agradecimiento sincero a la gran persona que hay detrás del blog recién enlazado: por haber decidido seguir este viaje, además de aceptarme entre los senescales de su patio, y por acordarse de mí en esta ocasión. Todo un detalle.

Y allá voy con el cuestionario. Once preguntas once, cuyas respuestas quizás no satisfagan a mis lectores, como suele ser habitual. Qué le voy a hacer...

1. ¿Qué te gusta más cocinar: postres o platos de cuchara?

Si se trata de cocinar por placer, prefiero cocinar postres porque me parece algo más creativo. Me siento más animado a innovar y a experimentar en una tarta que en un potaje de lentejas. No sé, pero veo los postres como la parte lúdica de la cocina, mientras que los platos de cuchara son la parte seria.
Y ahora viene un cocinero de los buenos y me da una colleja por listo, pero es lo que me parece a mí.

2. ¿Qué es lo más importante para ti en una persona: la personalidad o el físico?

Para mí, en una persona es importante TODO. Porque no hay persona sin físico y no hay persona sin personalidad (bueno, lamentablemente sí hay personas que demuestran no tener personalidad, pero llamarlas "personas" me parece una licencia lingüística). Otra cosa es cómo valore cada componente. El físico no se elige, viene determinado por la genética, pero si se lo pone al servicio de la personalidad puede ser algo extraordinario. Un caso real: conozco a dos gemelos idénticos, uno es un tipo alegre y encantador, el otro es un amargado y cabreado. Aunque por genética debieran ser prácticamente idénticos en cuanto al físico, sucede que no lo son en absoluto. El tipo alegre resulta infinitamente más atractivo.

3. ¿Desde cuándo empezaste con el blog o página-web?

El domingo 15 de julio de 2007. Esto es algo que se puede consultar fácilmente en el historial de la columna de la izquierda. Y (cómo no) hay una historia detrás de esa fecha, pero la dejaré para otra ocasión.

4. ¿Quién fue la persona que te inspiró para empezar en este mundo?

Fue algo raro. Mi hermana tenía un blog y creo que a mí me pasó aquello del "culo veo, culo quiero" y me decidí a abrir uno, por si se me daba por escribir alguna cosilla. Creé la página en blogger (donde la tenía ella) y probé los diseños de la plantilla y poco más. Le puse el nombre "close2u" ("cerca de ti"), pero no escribí nada y permaneció vacío de contenido. Estuvo bastantes semanas ahí parado y pensé que era absurdo tenerlo abierto para eso, así que decidí eliminar la página. Pero entonces me di cuenta de que mi hermana lo había enlazado en el suyo (¡qué sorpresa me llevé!) y lo dejé un poco más. Al final, llegó el 15 de julio y empezó el viaje de raindrop, calentando motores.
Conclusión: si tuviera que decir quién fue la persona que me inspiró a comenzar este viaje, yo diría que (de una forma tan accidental como he contado) fue mi hermana, aunque ella ni siquiera sea consciente de eso.

5. ¿Sueles seguir muchos blogs o te llegan seguidores por otras personas que has conocido?

Llegó un momento en que decidí cerrar el cupo de seguimientos, porque el tiempo no me alcanza para leer tanto y comentar en tantos sitios. No me gusta ser el lector intermitente que aparece muy de cuando en cuando. Así se pierde el hilo de bastantes cosas. Prefiero seguir la lectura asiduamente. Pero para eso hace falta tiempo y no dispongo de tanto. De todos modos, aunque me proponga un "cupo", al final siempre encuentro algún otro blog interesante que hace que aumente el cupo. O también, sucede que alguien cierra su blog (¡qué pena me da siempre esto!) y entonces sigo a otro nuevo.
Los seguidores que me llegan, en muchas ocasiones no sé de dónde vienen. Me hacen gracia esos que te ponen en un comentario: "Me encanta tu blog, me quedo por aquí" (cosas así) y nunca más vuelven a dejar un comentario. Supongo que siguen en las sombras, pero eso nunca lo sé. No llevo control y no paso lista. No me gusta mirar quién viene a la página a hurtadillas o quién deja de venir. La gente es libre para hacer lo que quiera y no me meto en eso. Hay personas que se obsesionan mucho con el asunto de las visitas y su procedencia, pero a mí me da lo mismo. Aquí estoy para todo aquel que quiera intercambiar ideas, venga de donde venga y como venga.

6. ¿Qué te gusta más: cocinar o que te cocinen?

Si me ponen una buena guarnición, incluso me dejaría meter en el horno... jajajaja
Bueno, pues depende de quién sea el cocinero o el cocinado. Para personas muy exigentes no me gusta cocinar. Con alguien con quien quiero tener un detalle, por supuesto que me gusta cocinar.
En fin... la vida es dar y recibir.

7. ¿Comes en casa o en el trabajo?

Donde toque. Pero siempre prefiero comer en casa. Me gusta comerme lo que yo mismo me preparo. He salido un poco Juan Palomo: yo me lo guiso y yo me lo como.

8. ¿Sueles hacer recetas de verduras?

Imagina. Con la de años que he sido vegetariano...
Ahora también como algo de pescado o alguna carne suave (cosas de mi intestino, que se me puso rebelde por el estrés, y es lo que me recomendó una dietista), pero la base de mi alimentación está en las hortalizas, legumbres, frutas, cereales... y todas esas cosas que salen de la tierra.

9. ¿Cual es tu mejor receta?

Hacerle esta pregunta a quien practica la cocina de supervivencia no queda muy bien, pero... A ver, creo que, a fuerza de repetirla, mi mejor receta es una de arroz tres delicias marca de la casa.
Y de postre, las manzanas me quedan de cine: se pelan y se sirven.
Esto último es broma, está claro. De postre, tengo una receta de tarta de limón que me queda muy aparente, aunque me prodigo poco en postres, no son platos típicos de la cocina de supervivencia.

10. ¿Qué es lo que le pides a una persona para que sea tu amiga?

No pido nada. Si tienes que pedirle algo a una persona para que sea tu amiga, entonces vas de cráneo.
Sé que una persona es amiga porque me siento a gusto con ella, nos entendemos bien, casi como si fuera conmigo mismo, y tiene la virtud de sacar lo mejor de mí: un amigo es quien te hace ser mejor persona. Pero al final, lo que diferenciará a un mero conocido de un amigo de verdad es que el amigo tiene vocación de permanecer. El resto de las personas están de paso, pero un amigo se quedará contigo aunque te vaya muy bien o aunque te vaya muy mal, confiando y perdonando cuando (y cuanto) sea necesario.

11. ¿Cuál es la mejor película que has visto?

Si hay que elegir solo una, me quedo con "¡Qué bello es vivir!" ("It's a wonderful life") de Frank Capra. No solo es una historia entrañable, sino que tiene algo que me llama mucho la atención: es el relato de un buen tipo que quiere lograr grandes cosas, pero que las circunstancias se lo van impidiendo. Se frustra y no se da cuenta hasta el final de que lo que ya ha logrado es mucho más valioso que todo aquello que se proponía. Y todo eso que ha conseguido se lo debe a haber perseverado en ser fiel a sí mismo, nada más. Aunque parezca la típica película navideña, creo que hay que ir quitándole esa etiqueta.


Y esto es todo.
Ahora paso el relevo a cualquier lector que (libremente y por propia iniciativa) quiera participar en este juego de preguntas y respuestas. Lo animo a que se atreva a darse a conocer un poco más a las personas que siguen su blog.
Yo estaré encantado de leer sus respuestas.

lunes, 21 de enero de 2013

crónicas esquimales

(etapa 04.13)
El frío,
¿de dónde viene,
oh, espantapájaros?
(Kobayashi Issa, 1763-1827)

¿Te has dado cuenta? Desfallecen las alegrías y las aflicciones, se agotan las ilusiones y las amarguras, hasta que no queda nada. Los sentimientos han decidido retirarse a los cuarteles de invierno, ahora que arrecia este frío glacial. Estoy seguro de que ha sido a causa del frío. Sí, es el sello de la frialdad, perdida toda sensación en el cuerpo y entumecido todo nervio. Ni siquiera el dolor se ha quedado. Ya solo permanece el frío.
El frío, nuestro frío, está hecho de una mezcla de abandono, de vacíos, de incomprensión y de fatiga.

Dijo Paul Valéry que una obra de arte no se termina nunca, sino que se abandona. Tú y yo teníamos dos opciones: renunciar a la obra de arte o abandonarla una vez que sospecháramos que empezaba a desnaturalizarse. En nuestra insistencia por autoengañarnos, hemos sido muy tercos para lo primero y reacios a lo segundo. Pero el frío nos ha sorprendido en la duda. La desnaturalización provocó la muerte y la muerte trajo el frío. Qué mal se me dan los finales. Como a ti, lo sé.
Cuando hay que terminar algo, escribes un punto. Punto y final. Empero, la duda (¡otra vez!) puede contigo y añades un par de puntos más, en hilera. Y transformas el punto final en puntos suspensivos. ¿Por qué me haces esto? Ahora permaneceré vagando en el vacío inmenso que separa un punto de otro punto... de otro punto... inalcanzables... soñando que quizás no es un final, sospechando que queda un resquicio para la esperanza. Pero no.

Empecé a enviar mensajes en botellas. Era divertido. Imaginaba los destinos, la sonrisa en tu cara al recibirlos, allá donde te encontraras. La corriente marina, caprichosa, llevaría esos mensajes hasta ti, no sé cómo, aunque tampoco me preocupaba mucho el misterio. Y llegó de nuevo el vacío...
Entonces pensé que te habías alejado tanto que las botellas ya no eran capaces de llegar hasta ti. A partir de entonces me fui especializando en el diseño de las botellas. Me convertí en un experto en botellas. Cuidé muy bien la composición del vidrio, las formas, la resistencia para soportar un viaje tan largo, las embestidas de las olas o incluso los choques contra los arrecifes. Ahora las botellas llegarían lo más lejos posible y ya no habría un lugar tan lejano al que pudieras ir sin que mis botellas lograran alcanzarlo. Insensato de mí... El tiempo dedicado a las botellas consumió el tiempo que dedicaba a los mensajes. Las últimas botellas partieron vacías.

En el mismo instante en que empezaba todo, comprendí cómo empezó todo. Todo empieza con un puñado de nada. Parece un juego de palabras, pero es real. Lo comprendí aquel día en que nos mirábamos a los ojos mientras conversábamos y toda la energía del cosmos, y toda su materia hecha invisible, se concentró en el espacio entre tú y yo. Todo lo que existía a nuestro alrededor, hasta el confín del universo, fue devorado por la atractiva fuerza gravitatoria de esa supermasa que generamos en medio de nosotros. Se desvaneció el resto del mundo y de los demás mundos, aun los desconocidos. Fue entonces cuando comprendí cómo empezó todo. Igual que un big-crunch que da paso a un big-bang, gracias a esa partícula infinitesimal que sirve como singularidad, como punto de inflexión. Tú también la viste, tú también estabas allí contemplando el prodigio.
Pero ahora ya no estás aquí para volver a explicármelo. Y yo he dejado de comprender los secretos de la materia y la energía. La nada actual es un sinónimo de incomprensión.

Estoy cansado. Me parece escuchar un eco fastidioso. Cada uno repite lo que todo el mundo dice. Y, sin embargo, se creen que son originales. Una y otra vez las mismas cosas afuera y el mismo hastío adentro.
Necesito proseguir mi viaje. No es una huida, no se trata de hacer kilómetros... Se trata de vivir en movimiento, para que no me alcance el eco de las cosas vanas. Moverse, recuperar la energía, reconquistar el calor suficiente para poner fin a esta etapa invernal.
El recuerdo de tu soplo gélido se desvanecerá un día y dejarás de ser mi reina de las nieves.
Y lo peor ya habrá pasado.

lunes, 14 de enero de 2013

en la oscuridad

(etapa 03.13)
"¿Quién me defenderá de tu belleza?"
(de un soneto de Michelangelo Buonarroti,
que sirve de título a una breve novela inacabada de Stendhal)

Afuera, la noche es fría. Tiritan los grillos, se estremecen las estrellas. El cielo se ha vestido su manto oscuro y las luces de la ciudad, lejanas, no llegan a teñirlo con los anaranjados brillos desvaídos. Todo es serenidad. En lo alto, numerosos y diminutos puntos de luz observan con timidez. Imagino las líneas que tantas veces he visto en los libros, trazos de navegantes, astrónomos, astrólogos, aventureros, poetas... Líneas que unen los rutilantes puntos y crean dibujos asombrosos. Me cautivan las telarañas que inundan la bóveda celeste y, como un insecto que quisiera atravesarla más allá de su velo de oscuridad, me siento atrapado en sus filamentos pegajosos...
Adentro, la noche es cálida. Otro cielo irradia para mí su blancura. La palidez de tu espalda es otro campo de estrellas que se mecen al ritmo de tu respiración. Los grillos guardan silencio. Invento las constelaciones de tu piel. Recorro las líneas invisibles con dedos ingrávidos, tan suavemente que no alteran tu sueño, aunque sí tus sueños. La respiración se entrecorta, en leves jadeos. Bailan las estrellas, navego entre sus destinos, me adentro en la inmensidad de sus vacíos, perdido en tu hermosura. Todo en ti es fascinante y sobrecogedor.

El amanecer, afuera, rasga sin ruido el negro lienzo. Flechas de luz hacen jirones la noche. Mueren las sombras. Es el fin de una noche y es el comienzo de otra noche distinta. Cierro mis ojos a los primeros rayos de sol y te contemplo desnuda con mis manos desnudas. No más aire entre tú y yo, no más distancia. En la oscuridad, sigo viajando de estrella en estrella, mientras tú me guías en mi ceguera voluntaria. Y sin abrir mis ojos veo el destello de los tuyos, que me llevan seguro más allá de cualquier tiniebla.


domingo, 6 de enero de 2013

el día de los papeles rotos

(etapa 02.13)

Pensé que amanecería con dolor de cabeza por haber trasnochado tanto y que aún se agravaría un poco más con una batería madrugadora de decibelios infantiles. Pero no. Tranquilidad, demasiada tranquilidad. Ahora echo de menos el estimulante jugueteo de niños repletos de ilusión. El parque está vacío, excepto por las últimas hojas marrones de los árboles, que el viento aún no ha barrido. El viento que, figuradamente, también barrerá los papeles rotos fruto de la frenética voracidad de los más pequeños, en su tarea de desenvolver unos regalos tan anhelados. Quizás es el legado más olvidado en este día: una montaña de papeles rotos.

Y no solo de papeles que envolvían regalos. También otros papeles serán arrastrados por el viento que, desde la ilusión, transporta las cosas hacia el olvido. Hace pocos días, cuando volvía de la visita navideña en casa de mis padres, en la habitual parada en la autopista para comer y repostar una vez pasada esa locura que llaman Madrid, un hombre apostado en la entrada del restaurante y vestido con una armadura de papeles llenos de números me dice, cuando ya voy a cruzar el umbral: Tengo el número premiado. Medio en broma, medio para darle a entender que no estoy interesado en comprar lotería, le respondo: Entonces supongo que ya los ha comprado usted todos. Nos cruzamos unas sonrisas y cada uno a lo suyo. Su falta de fe en lo que está haciendo me ha librado de su insistencia.
Todos esos papeles rotos también se los llevará el viento.

miércoles, 2 de enero de 2013

rutina

(etapa 01.13)

La tenue luz de la mañana. La cara en el espejo. Las nubes en el cielo. El libro en la mesilla. El vaso de agua. El pomo de la puerta. La quiosquera de la esquina. El vendedor de pañuelos del semáforo. La papelera rota. El graffiti de las iniciales. La pintada obscena. El olor de la calle. Los adoquines bajo mis pies. La alfombra ondulante de cabezas. El ruido estridente de los coches. Los segundos de espera. La luz verde de paso. La puerta del local. Las mariposas en el estómago. La chica de la cafetería.
Y de repente...